Una de las últimas veces que fui a verlo, le recordé también su cumpleaños, le dije que tenía ya 85 años, que se acordara de ello por si alguien le preguntaba...
Le hablo a él pero sólo distingo las letras en su lápida, ellas son las únicas que me miran, que me dan la cara.
Son momentos en principio duros, pero a mí me sirvieron para llevar el dolor. Cuidé su tumba con mimo, con el que merecía él. No le hablaba, soy atea y él también lo fue; tan sólo cuidé de lo que de él quedaba corpóreo. Siempre tuvo flores frescas, ahora sólo nos queda su dulce recuerdo.
2 comentarios:
Una de las últimas veces que fui a verlo, le recordé también su cumpleaños, le dije que tenía ya 85 años, que se acordara de ello por si alguien le preguntaba...
Le hablo a él pero sólo distingo las letras en su lápida, ellas son las únicas que me miran, que me dan la cara.
Hola g :)
Son momentos en principio duros, pero a mí me sirvieron para llevar el dolor. Cuidé su tumba con mimo, con el que merecía él.
No le hablaba, soy atea y él también lo fue; tan sólo cuidé de lo que de él quedaba corpóreo.
Siempre tuvo flores frescas, ahora sólo nos queda su dulce recuerdo.
Un abrazo g :)
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