Robin Gibb
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Cuando yo era apenas un pequeño
y los árboles de Navidad lucían enormes,
solíamos gozar la vida intensamente
mientras los demás solo preferían jugar.
No me hagan recordar más,
pero el tiempo se nos ha pasado sin sentirlo,
alguien más ha partido muy lejos de aquí.
Ahora que crecimos y estamos altos,
los árboles de Navidad parecen pequeños,
y a ti ya te tiene sin cuidado qué hora sea.
Sin embargo en ti y en mí, nuestro amor
nunca perecerá. Si no quién más llorará
llegados los días primero de mayo.
Del árbol de manzano que nos vio crecer,
miré las manzanas caer una por una.
Y así se me vinieron a la mente, todos
los momentos aquellos. El día que besé
tu mejilla... y tu mirada se apagó.
Ahora que hemos crecido y estamos altos,
y los árboles de Navidad lucen chaparritos,
a ti ya no te sirve de nada saber la hora.
Sin embargo en ti y en mí, nuestro amor
nunca morirá. Si no quién crees que llorará
cuando lleguen los días primero de mayo.
Cuando yo era apenas un niño
y los árboles de Navidad parecían enormes.
Ya no me pregunten más las razones,
pero el tiempo se nos ha ido de las manos,
alguien más se ha marchado lejos de aquí.
y los árboles de Navidad lucían enormes,
solíamos gozar la vida intensamente
mientras los demás solo preferían jugar.
No me hagan recordar más,
pero el tiempo se nos ha pasado sin sentirlo,
alguien más ha partido muy lejos de aquí.
Ahora que crecimos y estamos altos,
los árboles de Navidad parecen pequeños,
y a ti ya te tiene sin cuidado qué hora sea.
Sin embargo en ti y en mí, nuestro amor
nunca perecerá. Si no quién más llorará
llegados los días primero de mayo.
Del árbol de manzano que nos vio crecer,
miré las manzanas caer una por una.
Y así se me vinieron a la mente, todos
los momentos aquellos. El día que besé
tu mejilla... y tu mirada se apagó.
Ahora que hemos crecido y estamos altos,
y los árboles de Navidad lucen chaparritos,
a ti ya no te sirve de nada saber la hora.
Sin embargo en ti y en mí, nuestro amor
nunca morirá. Si no quién crees que llorará
cuando lleguen los días primero de mayo.
Cuando yo era apenas un niño
y los árboles de Navidad parecían enormes.
Ya no me pregunten más las razones,
pero el tiempo se nos ha ido de las manos,
alguien más se ha marchado lejos de aquí.
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