Envejece imperturbable la montaña
mientras se evade de los ojos la memoria
Te miro aquí, de regreso
sin saber aun si has regresado.
Noto que tu tiempo
es un roedor que se escapa
por medio de los troncos del olvido.
Corcovean caballos negros
en un corral de relojes y de péndulos
Escucho el latir de tres gemidos
De tres sombras clandestinas
De tres gritos agoreros
De cien jueces, de dos reos.
¿Cuánto amor quepa en tu calendario
primitivo de lenguas y de sombras?
¿De qué tratan los nervios enigmáticos
de tu pecho y de tu alma
cuando lloras sin lágrimas
arrodillada junto al río?
Amor de cumbre y precipicio
Tú y yo
y a veces tú
y a veces yo
¿cuándo se unen las líneas que se cortan?
¿en qué puentes se agachan los abismos?
Caen por tus faldas las huellas fantasmales
de mis dedos envueltos de adioses y vestigios
Te nombro y es tu nombre
un fervor irreversible.
Mujer de piedra y margarita
Mujer de sueños y nostalgias
Escarbo tu vientre buscando una palabra
¿Cuándo vendrás a mí?
Amor mío
La noche es lenta y se avecina
con su brújula de burlas y de fábulas.
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