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Yo no te pregunto adónde me llevas.
Ni por qué.
Ni para qué.
¿Tú quieres caminar?, pues yo te sigo.
Llevo luceros, luceros, en la mano derecha.
Y llevo estrellas, estrellas, en la mano izquierda.
Y llevo estrellas, estrellas, en la mano izquierda.
Dime, hombre de todas las noches de luna,
¿qué mano va a besarme?
¿qué mano va a besarme?
¿Por qué me has quitado tus manos,
tanto y tan bien como acariciaban mi frente?
tanto y tan bien como acariciaban mi frente?
Para que me quisieras otra vez,
te regalaría un collar de islas,
un sistema nervioso de horizontes.
te regalaría un collar de islas,
un sistema nervioso de horizontes.
¡Me abriría, para ti,
todas las mañanas en tus labios!
todas las mañanas en tus labios!
Yo soy más fuerte que tú, porque me apoyo en ti.
¡Asómate a mí, que soy una torre!
¡Asómate a mí: soy aquella palmera de tu huerto,
que latía contigo!
que latía contigo!
¡Echa al aire mis campanas y mis palmas!
Yo soy tu panorama.
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