Mª Alejandra Corbalán. Descansando
Crecí
para ti.
Tálame. Mi acacia
implora a tus manos su golpe de gracia.
Florí
para ti.
Córtame. Mi lirio
al nacer dudaba ser flor o ser cirio.
Fluí
para ti.
Bébeme. El cristal
envidia lo claro de mi manantial.
Alas di
por ti.
Cázame. Falena,
rodeé tu llama de impaciencia llena.
Por ti sufriré.
¡Bendito sea el daño que tu amor me dé!
¡Bendita sea el hacha, bendita la red,
y loadas sean tijeras y sed!
Sangre del costado
manaré, mi amado.
¿Qué broche más bello, qué joya más grata,
que por ti una llaga color escarlata?
En vez de abalorios para mis cabellos
siete espinas largas hundiré entre ellos.
Y en vez de zarcillos pondré en mis orejas,
como dos rubíes, dos ascuas bermejas.
Me verás reír
viéndome sufrir.
Y tú llorarás.
Y entonces... ¡más mío que nunca serás!
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