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No me gusta nada la Navidad, si no fuera porque tengo vacaciones no encontraría nada positivo en estos días. Aborrezco tener que sonreír cuando siento melancolía, aborrezco la obscena voracidad consumista que se da en estas fechas, y ¡encima engordo!.
Desde mis recuerdos más lejanos, la Navidad me ha resultado insufrible. Recuerdo que de muy pequeña me preguntaba porqué los Reyes Magos me fastidiaban trayéndome los regalos el día 6 de enero y el 7 tenía que volver al colegio,,, no entendía un regalo que me llenaba de ganas de jugar con todos mis juguetes nuevos y sin embargo me obligaba a ir a clase el día siguiente sin poder hacer lo que más quería: Jugar.
Con el paso del tiempo y de la vida con sus sumas y sus restas, definitivamente digo:
ME SIGUE SIN GUSTAR LA NAVIDAD.
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