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martes, noviembre 29, 2011

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Artista del mes...




 Autorretrato, 1510-1515

Leonardo da Vinci
Vinci 1452 - Amboise 1519


Estudio de manos, 1476
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Cabeza de mujer, 1480
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  La Scapigliata, 1508
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 Estudio de embrión humano, 1510
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  Ginevra de Benci, 1476
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 Madonna Benois, 1478

 
 La Anunciación, 1478-1480
* Hasta 1869 atribuído a Verrocchio
En la actualidad hay consenso entre los expertos
en arte que lo catalogan como una obra realizada
por Leonardo da Vinci en su juventud.
Versión Galería Ufizzi, Florencia

 
 La Virgen del Clavel, 1478-1480
* Atribuído a Leonardo da Vinci
abservándose un sobre pintado realizado
por algún pintor de la escuela flamenca
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San Jerónimo penitente, 1480
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 La Adoración de los Magos, 1481
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 La Dama del Armiño, 1485
* Atribuído hasta 1889 a Ginevra da Benci
Actualmente catalogado como una obra
de Leonardo da Vinci

 
La última cena, 1495-1497

 
 Santa Ana, la Virgen, el Niño y San Juanito
"Cartón de Burlington House" 1501-1505

 La Monna Lisa, 1503-1506


 La Vírgen, el Niño Jesús y Santa Ana, 1510-1513
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San Juan Bautista, 1513-1516

La Virgen de las Rocas, 1483-1486
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lunes, noviembre 28, 2011

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Valles de sombra y aguas apagadas
y bosques como nubes,
que ocultan su contorno
en un fluir de lágrimas.
Allí crecen y menguan unas enormes lunas,
una vez y otra vez, a cada instante,
en canto que la noche se desliza,
y avanzan siempre, inquietas,
y apagan el temblor de los luceros
con el aliento de su rostro blanco.
Cuando el reloj lunar señala medianoche,
una luna más fina y transparente
desciende, poco a poco,
con el centro en la cumbre
de una sierra elevada,
y de su vasto disco
se deslizan los velos dulcemente
sobre aldeas y estancias,
por doquier; sobre extrañas
florestas, sobre el mar
y sobre los espíritus que vuelan
y las cosas dormidas:
y todo lo sepultan
en un gran laberinto luminoso.
¡Ah, entonces! ¡Qué profunda
es la pasión que ponen en su sueño!
Despiertan con el día,
y sus lienzos de luna
se ciernen ya en el cielo,
con inquietas borrascas,
y a todo se parecen: más que nada
semejan un albatros amarillo.
Y aquella luna no les sirve nunca
para lo mismo: en tienda
se trocará otra vez, extravagante.
Pero ya sus pedazos pequeñitos
se tornan leve lluvia,
y aquellas mariposas de la Tierra
que vuelan, afanosas del celaje,
y bajan nuevamente,
sin contentarse nunca,
nos traen una muestra,
prendida de sus alas temblorosas.
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viernes, noviembre 25, 2011

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Durante años Hitoshi intentó -inútilmente- despertar el amor de aquella a quien consideraba ser la mujer de su vida.
Pero el destino es irónico: el mismo día que ella lo aceptó como futuro marido, también descubrió que tenía
una enfermedad incurable y le quedaba poco tiempo de vida.

Seis meses después, ya a punto de morir, ella le pidió:
- Quiero que me prometas una cosa: que jamás te volverás a enamorar. Si lo haces, volveré todas las noches para espantarte.

Y cerró los ojos para siempre. Durante muchos meses Hitoshi evitó aproximarse a otras mujeres, pero el destino continuó irónico, y él descubrió un nuevo amor. Cuando se preparaba para casarse, el fantasma de su ex amada cumplió su promesa y apareció.

- Me estás traicionando- le dijo.

-Durante años te entregué mi corazón y tú no me correspondías -respondió Hitoshi – ¿No crees que merezco una segunda oportunidad de ser feliz?

Pero el fantasma de la ex amada no quiso saber disculpas, y todas las noches venía para asustarlo.
Contaba con todo detalle lo que había sucedido durante el día, las palabras de amor que él había dicho a su novia, los besos y abrazos que se habían intercambiado.

Hitoshi ya no podía dormir, así que fue a buscar al maestro zen Bashó.

-Es un fantasma muy listo- comentó Bashó.

-¡Ella sabe todo, hasta los menores detalles! Y ya está acabando con mi noviazgo, porque no consigo dormir
y en los momentos de intimidad con mi amada me siento muy inhibido.

-Vamos a alejar este fantasma- garantizó Bashó.
Y le dio las directivas.

Aquella noche cuando el fantasma retornó, Hitoshi lo abordó antes de que dijera la primera frase.

-Eres un fantasma tan sabio, que haremos un trato. Como me vigilas todo el tiempo, te voy a preguntar algo que hice hoy: si aciertas abandono a mi novia y nunca más tendré mujer. Si te equivocas, has de prometer
que no volverás a aparecer, so pena de ser condenado por los dioses a vagar para siempre en la oscuridad.

-De acuerdo- respondió el fantasma, confiada.

-Esta tarde estaba en el almacén y en un determinado momento cogí un puñado de granos de trigo de dentro de un saco.

-Sí, lo vi- dijo el fantasma.

- La pregunta es la siguiente:
¿cuántos granos de trigo tenía en mi mano?.

El fantasma en ese instante comprendió que no conseguiría jamás responder la pregunta.
Y para evitar ser perseguido por los dioses en la oscuridad eterna, decidió desaparecer para siempre.

Dos días después Hitoshi fue hasta la casa del maestro zen.

-Vine a darle las gracias.

-Aprovecha para aprender las lecciones que hacen parte de esta experiencia – respondió Bashó.

“En primer lugar, aquel espíritu volvía siempre porque tenías miedo. Si quieres alejar una maldición, no le des la menor importancia.”

“Segundo: el fantasma sacaba provecho de tu sensación de culpa: cuando nos sentimos culpables, siempre deseamos -inconscientemente- el castigo.”

“Y, finalmente: nadie que realmente te ame te obligaría a hacer ese tipo de promesa.
Si quieres entender el Amor, aprende la Libertad.”
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Ahuyentar los fantasmas
Paulo Coelho

miércoles, noviembre 23, 2011

Sola tú junto a mí, junto a mi pecho;
sólo tu corazón, tu mano sola,
me lleva al caminar; tus ojos solos
traen un poco de luz hasta la sombra
del recuerdo; ¡qué dulce,
qué alegre nuestro adiós! El cielo es rosa
y es verde el encinar, y estamos muertos,
juntos los dos, en mi memoria sola.
Sola tú junto a mí, junto al olvido,
allá donde la nieve silenciosa
del alto Guadarrama, entre los pinos,
de rodillas te toca.
Estamos solos para siempre; estamos
detrás del corazón, de la memoria,
del viento, de la luz, de las palabras,
juntos los dos sobre la nieve sola.
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lunes, noviembre 21, 2011

Tamara de Lempicka. Chica durmiendo

De nada sirve al hombre lamentarse
de los tiempos en que vive. 
Lo único bueno que puede hacer
es intentar mejorarlos 

Thomas Carlyle, 1795-1881

domingo, noviembre 13, 2011

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Antonio López
"Mujer durmiendo (El sueño)"
Madera policromada 1963-1964
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Madrid